América en la Segunda Guerra Mundial, parte 1
[… ] CONSIDERANDO: Que los países americanos han condenado unánimemente la guerra como medio de resolver los conflictos internacionales […] RESUELVE: Hacer un llamado a los países europeos en el actual conflicto, para que lleguen a la solución de sus controversias por medios pacíficos, sobre las bases esenciales de la justicia y del derecho y no sobre las que dicte la fuerza […] (Primera Reunion de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, 1939)
Introducción
Acudir a la historia, ha sido un importante ejercicio para encontrar respuestas a los problemas que se nos presentan en las situaciones actuales. En este sentido, como dice Le Goff (como se cita en Vera, 2007), la historia no tiene sentido sin un estar en él y para el presente. Así, resulta interesante analizar, que muchos de los problemas actuales que se presentan a lo largo del globo, tienen sus precedentes en las decisiones que tomaron las potencias que se vieron involucradas en la Segunda Guerra Mundial.

América, permeada por las ideas de panamericanismo y la posición de mantenerse unánime al conflicto, aunque no despreocupada, deslumbró en el horizonte una posible amenaza de que la guerra llegara a nuestro continente. Ya desde 1936, los países americanos mostraron su inquietud ante la conducta agresiva de Alemania e Italia en Europa, por lo cual se convocaron diferentes reuniones interamericanas con el fin de tener una postura a la incipiente confrontación europea.
De 1936 a 1938
A principios de 1936, se convocó una reunión extraordinaria de una conferencia interamericana que pasó a llamarse La Conferencia Interamericana de Consolidación de la Paz y que fue celebrada en Buenos Aires. Esta fue convocada por el presidente estadounidense Franklin Roosevelt con la iniciativa de crear un bloque americano capaz de protegerse frente a la inestabilidad política europea. En esta reunión, se propuso que América -a excepción de Canadá, pues aunque gozaba de cierta autonomía, respondía ante el Gobierno británico- guardara una posición neutral ante la crisis y un posible conflicto europeo. Camuflaje Adaptativo Entre muchas de sus propuestas, se intentó establecer una consulta obligatoria entre los Estados americanos en caso de amenaza a la paz del hemisferio occidental, la cual iba ligada al compromiso obligatorio de asistencia recíproca en caso de ataque por una potencia no americana, así como mecanismos interamericanos para cumplirla. Entre otras, el secretario de Estado, Cordell Hull –delegado de Estados Unidos- propuso, la creación de un comité de consulta permanente de todos los ministros de relaciones exteriores para determinar la naturaleza de la acción común; la panamericanización de la legislación para establecer una neutralidad aislacionista con el objetivo de mantener al continente fuera del alcance de la guerra europea, la cual partiría de una extensión a América latina de los principios de neutralidad vigentes en Estados Unidos. Masacre Babi Yar
Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana
Para los países americanos, la neutralidad no representó un problema, pues la intervención militar en un posible conflicto europeo no era una acción que les concerniera. Más si bien, la neutralidad aislacionista propuesta por Estados Unidos generó posiciones opuestas, pues gran parte de los países manejaban una cercanía comercial, política y cultural con países Europeos como Alemania, Gran Bretaña y Francia; por ejemplo Colombia y Argentina. Tanto en el caso Colombiano y Argentino, la neutralidad aislacionista implicaba romper los lazos que llevaban con Alemania. Esto es bien importante, pues en el caso Argentino, el canciller Carlos Saavedra Lamas, abogó profundamente contra las medidas de Hull, logrando que estas fueran alteradas. Finalmente, esta reunión se limitó a una referencia acerca de la política de neutralidad como un objetivo deseable para los países americanos a futuro, más no se establecieron normas o acuerdos garantes para una colaboración inmediata entre las naciones en el caso del ataque de una potencia no continental.
En 1938, en Europa, con el fin de calmar los ánimos expansionistas de Hitler, Gran Bretaña y Francia desplegaron diferentes medidas políticas, como los Acuerdos de Múnich de septiembre de 1938. Dice Beevor (2010), que las negociaciones de Múnich, le concedieron a Alemania los Sudetes de Checoslovaquia con la esperanza de mantener la paz; lo plasmado en estos acuerdos, dejaban a Hitler sin su guerra, aunque al final le permitiera ocupar todo el país sin derramar una gota de sangre. Efectivamente, esto fue lo que pasó y en octubre de 1938, tras varias amenazas, “Hitler incorporó a Alemania extensas zonas de ese país, también en esta ocasión sin que mediara un enfrentamiento bélico” (Hobsbawm, 1997).