Hirō Onoda. El último soldado japonés en rendirse durante la Segunda Guerra Mundial
No muchos pensaríamos que después de la rendición incondicional de Japón el 2 de septiembre de 1945, aún hubiesen soldados nipones dispuestos a luchar por el Imperio. De seguro pensaríamos que uno, dos meses, e incluso un año es lo mucho que podríamos rastrear a uno de estos sujetos, como precisamente sucedió con los últimos soldados alemanes en rendirse el 4 de septiembre de 1945, a cuatro meses de la capitulación de Alemania. Sin embargo, resulta curioso y a la vez sorprendente que los últimos soldados japoneses se rindieron en 1974, a casi treinta años del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Los últimos soldados alemanes en rendirse durante la Segunda Guerra Mundial. Operación Haudegen.
Hirō Onoda

Hirō Onoda fue un oficial de inteligencia del Imperio de Japón que, en diciembre de 1944, fue enviado a la isla filipina de Lubang, con la misión de emprender una guerra de guerrillas contra las tropas estadounidenses que invadían la locación (Hernández, 2015). Onoda, ya siendo teniente, cumplió la orden a la perfección y durante los años siguientes, junto a tres subalternos, llevó a cabo acciones de sabotaje y de lucha armada, incluso cuando, el 15 de agosto de 1945 se les comunicó que Japón se había rendido incondicionalmente. Onoda desconfió de los comunicados que informaban de la rendición de su pais (Hernández, 2015).
“Tras la rendición de Japón en 1945, se hicieron esfuerzos periódicos por parte de funcionarios japoneses y de los familiares para establecer algún tipo de contacto y convencerles para que desistieran en su empeño. «Ya podéis salir, la guerra ha finalizado», les comunicaban.”
(Lozano, 2016, p. 7)
Con el paso del tiempo, sus compañeros fueron entregándose o muriendo hasta que quedó solo; el ultimo de ellos falleció en 1972. Durante treinta años, Onoda se había atrincherado en una serie de cuevas en la impenetrable jungla de la isla y subsistió en ella con frutas, pescado y algún cerdo salvaje que lograba capturar. Conservó su uniforme a base de remiendos y, sorprendentemente, en un entorno hostil de mosquitos y fiebres tropicales, solo tuvo que guardar cama en una ocasión (Lozano, 2016)
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Aunque Onoda se declaró oficialmente muerto en 1959, las actividades tales como, la quema de cultivos y el hostigamiento a pescadores, sugirieron que aun estaba vivo, por lo cual se enviaron grupos de búsqueda, con resultados infructuosos.
“En 1965 Onoda y su ya único acompañante, Kinschichi Kozuka, sustrajeron una radio de una granja y lograron sintonizar emisiones procedentes de Australia. Escucharon asombrados los acontecimientos que tenían lugar ese año, pero se convencieron de que aquellas emisiones formaban parte de un plan norteamericano para obligar a los soldados japoneses a que revelaran sus posiciones.”
(Lozano, 2016, p. 7)
No fue hasta 1974 que Norio Suzuki, un estudiante que había abandonado sus estudios universitarios, encontró al teniente Onoda, con el cual entabló una amistad (Hernández, 2015). El joven japones intentó convencer a Onoda de que la guerra había terminado hace treinta años, pero el teniente se negaba a rendirse, a menos que recibiera la orden directa de su superior Yoshimi Taniguchi. El Gobierno japones encontró a Taniguchi, el cual tenia un trabajo tranquilo como librero, e inmediatamente viajó a la isla y le ordenó a Onoda deponer sus armas. Onoda se convenció de la derrota de su pais y entrego su uniforme, espada y fusil el 9 de marzo 1974, siendo el último soldado japones en rendirse y el penultimo de las fuerzas del imperio de Japón, detrás del taiwanes Teruo Nakamura (Hernández, 2015).
A pesar de que Onoda mató a un gran cantidad de habitantes de la isla, reconociendo las circunstancias fue indultado por el presidente Ferdinand Marcos (Hernández, 2015).

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Teruo Nakamura

Aunque Onoda ostenta el honor de ser el último soldado japones en rendirse, hubo otro soldado del Ejercito Japones que se rindió en diciembre de 1974 y este fue Teruo Nakamura .
Teruo Nakamura fue un soldado originario de Taiwan que combatió junto al Ejercito Japones y que resistió en solitario en las isla de Morotai, a donde llegó en 1944. Nakamura vivió junto a otros compañeros hasta 1956, cuando decidió renunciar a la resistencia armada y se construyó una cabaña. Esta fue descubierta accidentalmente en 1974 por un piloto, lo que llevó a su arresto el 18 de diciembre de 1974.
Nakamura decidió ser repatriado a Taiwan y tras de su descubrimiento hubo un gran número de discusiones, sobre su nacionalidad, pensión, etc. Empero, este pertenecía al pueblo Amis, nativo de Taiwan, lo que generó una gran controversia en torno al colonialismo japonés de mediados de siglo. El hecho de haber sido un soldado colonial y que no hablara japones hizo que no tuviese el reconocimiento que Onoda si obtuvo (Hernández, 2015).
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Bajo este nombre es como se les conoce a los miembros de las Fuerzas Armadas del Imperio del Japón que por sus convicciones, dogmatismo o por el hecho de no recibir una orden formal de rendición de sus superiores, continuaron luchando tras la capitulación de Japón, primero contra las tropas de ocupación y luego contra la policía local.
Entre estos personajes encontramos a los ya mencionados Hirō Onoda y Teruo Nakamura, pero detrás de ellos hay muchos más:
- Sakae Ōba: Siendo capitán, dirigió un grupo de resistencia entre soldados y civiles durante la batalla de Saipan (junio-julio 1944) y que después de ser derrotadas las fuerzas niponas, combatió por más de un año hasta diciembre de 1945, tres meses después de la rendición de Japón.
- Yūichi Akatsu: Siendo soldado de 1a clase combatió en la isla de Lubang desde 1944 hasta 1951.
- Shōichi Shimada: Siendo cabo, combatió en Lubang hasta 1954, cuando murió en combates contra el Ejercito filipino.
- Shigeichi Yamamoto: Siendo oficial, sobrevivió junto a tres soldados durante 11 años (1956) en la isla de Mindoro.
- Tadashi Itō: Siendo sargento, vivió oculto en Guam desde 1944 hasta 1960.
- Shōichi Yokoi: Sirvió como cabo bajo las ordenes de Itō en Guam, hasta que fue capturado en 1972.
- Kinshichi Kozuka: Como soldado de 1ra clase, acompañó a Hirō Onoda durante 28 años hasta que murió en 1972 en combates con tropas filipinas.
- Shoichi Shimada: Siendo cabo, acompañó a Hirō Onoda durante 9 años hasta que murió en 1954 en combates contra un grupo de búsqueda.
- Yuichi Akatsu. Como soldado, sirvió junto a Onoda, Shimada y Kozuka hasta que en septiembre de 1949 se alejó de sus compañeros y tras vagar por seis meses, se rindió a las fuerzas filipinas en 1950.
- Ishinosuke Uwano: Siendo soldado, Uwano fue capturado por los soviéticos en la Isla de Sajalín, se contactó con su familia hasta 1958, pero fue declarado muerto por esta en el año 2000 ya que no se supo nada más de él. En 2005 fue descubierto viviendo en Ucrania y en 2006 volvió a Japón para reencontrarse con su familia; tuvo que ingresar al pais con pasaporte Ucraniano.
“El comandante desplegó la orden y por vez primera me percaté de que no existía trampa alguna. ¡Realmente perdimos la guerra! ¿Cómo pudieron ser tan inútiles? Me sentí como un idiota por haber estado tan tenso cuando acudía a ese lugar. Pero lo peor no era eso, ¿qué había estado haciendo durante todos estos años?” Hirō Onoda al momento de su rendición.

Bibliografía
- Lozano, A (2016). XX un siglo tempestuoso.
- Mercado C. (2003). The Shadow Warriors of Nakano. Brassey’s.
- Hernández, J (2003). Las cien mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial.
- Hernández, J (2015). Pequeñas grandes historias de la Segunda Guerra Mundial.
- Trefalt, B (2003). Japanese Army Stragglers and Memories of the War in Japan, 1950-1975, London: Routledge
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Artículo escrito por:
Licenciado en Ciencias Sociales, docente de Historia en la educación básica primaria y secundaria, y educación media en Colombia. Jefe editor y redactor en Un Siglo en Guerra.
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