La salud de los líderes de la segunda guerra mundial
A los líderes que enfrentaron los problemas de la Segunda Guerra Mundial, tanto de los Aliados como del Eje, se les ve como figuras imponentes, inquebrantables y excepcionales en su papel de dirigentes de Estado. No obstante, dejando atrás está idealización, su salud estuvo muy marcada por problemas físicos y psicológicos, una razón que posiblemente se debe al gran papel que llevaban a sus espaldas y, que como seres humanos no fueron inmunes a la presión de su día a día. Bajo esto, el presente artículo busca dar una descripción de las aflicciones de los líderes de la Segunda Guerra Mundial.
Tomaremos como ejemplos: Adolf Hitler, Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Joseph Stalin. Esto no responde a un capricho, más bien corresponde a reconocer las principales figuras del conflicto y la información que hay en torno a ellas; de hecho, de quien se encuentra la mayor gama de documentos es sobre Adolf Hitler. Aunque faltan aún muchos, el espacio y las fuentes sólo nos permiten tratar estos por el momento.
La Masacre de las Fosas Ardeatinas
Adolf Hitler
Empecemos por hablar del principal protagonista de la Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler; más allá de su imponente figura de jefe de Estado, sufrió de enfermedades como Eccema (enfermedad dermatológica e inflamatoria), renuente a problemas intestinales y digestivos por sus peculiares hábitos alimenticios; también tuvo aerofagia (enfermedad que al inhalar aire trae problemas estomacales que causan dolor, eructos, etc). Estas fueron medicadas por Theodor Morell, con drogas a base de Atropina, sustancia peligrosa que afecta al sistema nervioso, además de Estricnina, un veneno letal.
También sufría de dolencia nerviosa y tenía un temblor siempre presente en sus extremidades izquierdas, lo que afectaba su equilibrio, por lo que era incapaz de realizar caminatas en línea recta. Es muy probable que padeciera Parkinson, cuyos síntomas se empezaron a mostrar entre 1937 y 1938 y, cuyo tratamiento se llevó a través de opiáceos, cocaína, etc. Esta puede ser la razón por la que tenía un anómalo juicio de los problemas y una seria falta de confianza en los consejos de sus generales en la guerra.
Además, sufrió de serios dolores de cabeza, en la vesícula e insuficiencias cardíacas, lo que llevó al dirigente alemán a replegarse a su búnker; incluso, cuando los aliados llegaron a Arnhem y Nimega, sufrió un síncope cardíaco (pérdida de conciencia por la disminución de riego cerebral).
Ángeles Guerrero expone que Hitler pudo adelantar las campañas militares que tenía a futuro, como la invasión a Polonia, cuando se dio cuenta de sus problemas de salud; incluso en noviembre de 1937, redactó su testamento político y en mayo del siguiente , su última voluntad. Sin duda, la salud de los líderes se vio bastante marcada por las dificultades de la guerra.

Conductas asociadas con la psicosis y esquizofrenia paranoide
Algunos autores sostienen que Hitler tuvo conductas asociadas con la psicosis y esquizofrenia paranoide, un ejemplo de estos es la idea propia que tenía de liberar al mundo y al pueblo alemán de una amenaza, ideas permeadas por una profunda megalomanía y paranoia, así como volatilidad, malicia, sadomasoquismo, indiferencia, entre otros. Esto hizo que tuviera un cambio de humor constante, lo que hacía complicado tratar sus aficciones.
Theodore Dorpat, afirma que estas enfermedades se dieron a raíz de la gran intoxicación que sufrió durante la Gran Guerra, al estrés postraumático, el deterioro mental y los efectos del abuso de anfetaminas y drogas estimulantes. Así, los rasgos de la personalidad de Hitler se remontan a estos trastornos. Vale mencionar, en la guerra sufrió intoxicación por gas mostaza, la cual trajo ceguera temporal y cuya recuperación se llevó durante la rendición de Alemania, lo que le causó una profunda desgracia y locura.
Hay que resaltar, de acuerdo a Alice Miller, Hitler posiblemente tenía un trastorno derivado del entorno familiar en el que había crecido, caracterizado por un padre autoritario y brutal que lo trataba de manera humillante y, por el lado de su madre, tenía una relación poco cálida, pues sus anteriores tres hijos habían muerto a temprana edad.
Pese a lo anterior, su psicopatografía siempre ha tenido amplias divergencias, pero un estudio al respecto es bastante importante, el realizado por Erich Fromm en 1973, el cual buscaba determinar la causa de la violencia humana. En su estudio, resalta que Hitler era una persona narcisista, infantil y soñadora; con una seria dificultad para adaptar su pensamiento a la realidad, lo cual balanceaba con su carácter destructivo. Esta es de las mayores críticas a la salud de los líderes de este momento.
Quizás por esta razón fue bastante obsesivo con las operaciones militares, como Barbarroja. En realidad, muchas veces se negó a aceptar las derrotas de las Fuerzas Armadas, considerando que toda deficiencia desastre militar sería compensado por el espíritu alemán.

Winston Churchill
Al igual que su homólogo alemán, tuvo una vida bastante agitada, enfrentando una gran cantidad de enfermedades; entre ellas podemos encontrar erisipela, neumonía, fractura de fémur, forunculosis, luxación de hombro, gripe, apendicitis, fiebre tifoidea, angina de pecho conjuntivitis, hernia inguinal, espasmos arteria-cerebrales, arteriosclerosis, faringitis, bronconeumonía, ictericia obstrucción arterial, osteoporosis y algunos accidentes cerebrovasculares.
Durante su juventud tuvo algunos accidentes, por ejemplo en una institución educativa en la que lleva a cabo su formación, donde fue herido en el pecho por un objeto corto punzante, también tuvo un accidente muy serio en una cabalgata en el que duró inconsciente alrededor de 3 días.
Winston Churchill tuvo problemas generalizados de osteoporosis y problemas vasculares; principalmente, a lo largo de su vida, tuvo demencia vascular; una enfermedad que afecta la memoria, el pensamiento, el lenguaje, el comportamiento y el juicio de la persona y la cual, es causada por una serie de accidentes cerebrovasculares o ataques cerebrales en un tiempo prolongado.
Junto a la salud de los líderes, posiblemente, estas enfermedades surgieron a raíz de la gran presión que sufrió durante la primera y segunda guerra mundial, ya que sirvió como coronel de una unidad del ejército británico. La salud de los líderes se vio bastante afectada por las guerras del pasado.

El Perro Negro
Su problema más general fue lo que él denominaba, el perro negro, refiriéndose a la profunda depresión que tuvo durante toda su vida. Tuvo varios impulsos suicidas, por lo que cuidaba de no acercarse al borde de la estación del tren o frente a un precipicio. Realmente Churchill fue muy volátil respecto a sus actitudes, aunque no se puede discutir su figura como jefe de Estado, era frecuente verlo deprimido e incluso en llanto; una razón que junto a su depresión, se presentaba por la impotencia y/o desesperación en torno a la guerra. Además, bebía mucho alcohol, pero esto no representó un gran problema, o que se notase de alguno.
El Perro Negro, fue una enfermedad recurrente en la familia del premier británico, presentándose como una condición patológica tremendamente hereditaria que venía desde el primer Duque de Marlborough. Esto iba muy de la mano a que los grandes logros de su ancestro lo impulsaban a ser una persona grande, por lo que sus fallas, dificultades y camino de su vida le generó gran pesar.

Heinrich Hoffmann: El retratista del Führer.
Iósif Stalin
Stalin es una de las figuras más famosas y controvertidas de la historia de la Unión soviética y de la actual Rusia; además, tuvo que enfrentarse ante Alemania durante la invasión a la Unión Soviética, lo que le ha dado un gran lugar en la historia de su país y del mundo.
Nació en una familia humilde y era muy propenso a tener enfermedades, por esta razón su madre era muy sobreprotectora. Aunque algunos mencionan que era bastante fuerte y severa por lo que le propinaba serios castigos. Fue el único de 4 hermanos que consiguió sobrevivir de su familia.
Se sabe que en su infancia tuvo algunos episodios de viruela, enfermedad que era de carácter mortal en dicha época, pero como intuimos, logró sobrevivir.
En torno a sus trastornos mentales, se sabe que Stalin era una persona caracterizada por la paranoia y una desconfianza profunda frente a sus allegados. Fue en exceso desconfiado, nunca permitió que otros personajes tuvieran el mismo poder que él mismo, tampoco permitió que sus mandos tomarán decisiones aparte, con algunas excepciones de Zhukov y Timoshenko.

Un gran ejemplo de sus desconfianza fue cuando sus médicos le diagnosticaron arteriosclerosis, los relegó de sus funciones; se dice que pudo ejecutar a algunos. Algo que la salud de los líderes no permitiría.
Incluso, en el momento final de su vida, tal fue su desconfianza, que al sufrir un ataque cardiovascular duró 12 horas para que sus médicos se dieron cuenta. Podemos decir, igual a su homólogo británico y alemán, sufrió una gran presión por la guerra lo que le degeneró mentalmente, causándole serios problemas, no sólo en ésta, pues su papel en la revolución rusa y las continuas luchas políticas por el poder le marcaron profundamente su salud.
Franklin Delano Roosevelt
El presidente de los Estados Unidos fue una figura bastante importante, logró dirigir a su país en los momentos oscuros de la crisis económica y la guerra. Pero frente a esta figura de mandatario, suele reconocerse por haber padecido una abominable enfermedad: poliomielitis.
Siempre intento mostrar al pueblo estadounidense y al mundo que gozó de buena salud, o por lo menos que estaba mejorando. Sin embargo, la infección de la enfermedad se había propagado por gran parte de las fibras nerviosas de la columna vertebral y había perjudicado su movilidad, razón por la cual solía sujetar sus piernas y caderas por medio de abrazaderas de hierro, presentándose generalmente al público con la ayuda de un bastón. Realmente, solía recorrer en silla de ruedas la intimidad de su hogar y algunas veces con muletas.
El líder norteamericano pensaba que al ocultar su salud podría permanecer en la política y desarrollar un correcto ejercicio de esta. Se piensa que Roosevelt pudo contraer la enfermedad al nadar en un lago de agua estancada, en una isla canadiense; ya que desde este momento que empezó a padecer parálisis en sus músculos del abdomen y la espalda baja.
La Solución Final al problema judío Europeo
El líder
Dentro de la salud de los líderes, la parálisis por polio fue la más terrible enfermedad; esta no tenía cura, pero no por eso se resignó a dicha situación y, la rechazó totalmente. Por tal razón, siempre estuvo involucrado en diferentes tratamientos, uno de los que más confió fue la hidroterapia, lo que le llevó a construir instalaciones y piscinas para tal tratamiento, incluso en la Casa Blanca, la cual hoy en día es la sala de prensa.
Aunque hay muchas versiones de su muerte la más aceptada, de hecho la más fundamentada, es la que llegó a raíz de una hemorragia cerebral masiva que se dio en la tarde de abril de 1945.
Vale resaltar uno de los episodios más conocidos de su carrera; fue cuando se realizó la Declaración de Guerra a Japón el 8 de diciembre de 1941, un día después del Ataque a Pearl Harbour. En este momento, el presidente para solemnizar la ocasión, decidió levantarse por su cuenta y a mucha dificultad ante el estrado a pronunciar la declaración.
Es de notar que murió antes de finalizada la Segunda Guerra Mundial en Europa y en el Pacífico y siempre intento llevar a cabo acuerdos beneficiosos y moralmente posibles entre Stalin y Churchill. Pese a esto, siempre tuvo un notable liderazgo, tanto internacional como nacional.

Anotaciones sobre la salud de los líderes de la II Guerra Mundial
Como últimas palabras, tanto física como mentalmente, la salud de los líderes de la IIGM se vio profundamente opacada por la colosal tarea de comandar a sus naciones en este momento tan volátil. Y no solo esto, también su participación política y militar en momentos anteriores a la guerra, como figuras de Estado o miembros de las fuerzas armadas, dejaron múltiples y profundos efectos en su salud y pensamiento. Pese a todo esto, se reconocen sus imponentes figuras como mandatarios en el momento más difícil de la historia humana.

Bibliografía
- Dorpat, T. (2003). Wounded Monster. Hitler’s Path from Trauma to Malevolence, . University Press of America.
- El führer tiene aerofagia: Hitler y sus enfermedades (1). (s.f.). Viena Directo. Obtenido de http://vienadirecto.com/2011/06/04/el-fuhrer-tiene-aerofagia-hitler-y-sus-enfermedades-1/
- Guerrero, A. (2003). La enfermedad de Parkinson de Adolf Hitler y su influencia en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Neurología: Publicación oficial de la Sociedad Española de Neurología, 63-69.
- Rueda, R. (2000). La historia médica de Winston Spencer Churchill. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.
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Artículo escrito por:
Licenciado en Ciencias Sociales, docente de Historia en la educación básica primaria y secundaria, y educación media en Colombia. Jefe editor y redactor en Un Siglo en Guerra.
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